El viento y yo
Escucho el viento, que mueve las ramas desaforadamente
como si una bronca no contenida lo invadiera.
Sopla y el ruido de su música
invade mis pensamientos más profundos.
Cuela entre hendijas recuerdos imborrables
de momentos pasados que no vuelven.
Esos, que se detienen y anidan
en la lumbre de un corazón roto.
Rayuelas inconclusas, machas venenosas,
carreras de bici de esquina a esquina.
las sillas en la vereda hasta la madrugada,
las charlas interminables después del colegio…
Sopla el viento. Me lleva a inhóspitos lagos
rodeados de pinos, olores a menta y resina frescas.
Me regresa a casa, a tardes de cuentas, de tablas y problemas,
de mapas e historias sin regreso,
de dibujos prestados, de tinta china y papel de calcar.
Sopla, sopla, cada vez más fuerte.
Hasta que una ráfaga me sacude y me hace despertar
de los recuerdos imborrables de la memoria.
La felicidad de los pequeños momentos
se lleva por siempre en el alma, y en el corazón
de quien sabe disfrutarlos.
®Silvia M. Vázquez
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